Que bonitas y perfectas las compré pero seguro que si las hubiera cogido en el campo, feas y golpeadas, tendrían sabor.. ¡sabor! Que algún día, no muy lejano a este paso, nos preguntaremos ¿qué es eso?
Hemos entrado en una dinámica de industrialización tan grande que estamos perdiendo los estribos y ya parece difícil volver atrás.
Y como no se tira nada y como se supone, se supone sólo, que mantienen la vitamina C que necesitamos pues vamos a darle gustito para comerlas.
Receta
Utilicé:
3 mandarinas
1 hoja de gelatina
1 clara de huevo
azúcar
Preparación:
Pelar las mandarinas y separar en gajos, repartirlos en una bandeja y dejarlos de un dia para otro para que se sequen. Yo puse en la bandeja papel de cocina y tambien cubrí las mandarinas con papel de cocina.
Al día siguiente, ponemos la gelatina, en un cuenco pequeño, en remojo para que se hidrate. Retiramos el agua y la hoja de gelatina hidratada y blandita la pasamos medio minuto por el microondas. Vemos que se ha disuelto y en ese mismo cuenco añadimos una clara de huevo y batimos bien.
Pasamos los gajos por la mezcla y dejamos sobre papel absorbente para que sequen un minutín y suelte el líquido sobrante.
Pasar por azúcar y dejar reposar sobre una rejilla mínimo 3 horas.
De esta manera duran como una semana, las pongo en una bandejita sobre la mesa, a la vista, y es curioso pero van desapareciendo a modo de picoteo.
Espero que os guste,
Lourdes.