El adolescente celíaco

Los niños siempre cumplen la dieta y son muy rigurosos, otra cosa es hablar de los adultos. Fue lo primero que me dijo el médico cuando le diagnosticaron la celiaquía.

¡Y es verdad! Todo p/madre que tenemos hijo con alguna intolerancia alimentaria contará como nos sorprendemos por la responsabilidad que adquieren con el tema. Y ante la duda y la falta de mami o papi para consultar... ¡no consumen!

Según iba creciendo, su médico me iba dando toques de atención... ¡Cuidado cuando llegue a la adolescencia!

¿Tenía razón?... 

En el Castillo de Montánchez
Obviamente... no hay respuesta universal, como para todo y en todo, la teoría de la relatividad es de mis favoritas porque se cumple siempre. Pero os cuento como lo estoy viviendo y mis impresiones.

Al médico no le faltaba razón con su temor aunque yo creo que depende de la edad de diagnóstico

La adolescencia es una etapa de rebeldía en la que todos manifiestan necesidad de marcar su propia identidad y, para ello, se distancian de los padres y buscan mayor vínculo con amigos.

Su vida, en definitiva, se empieza a escapar de las manos de los padres y empieza a tener fuertes influencias de fuera de casa.

Creo que el hecho de que su diagnóstico fuera precoz, a los 18 meses, ha hecho que desarrollara cierta aprensividad, aprendizaje, marcaje... no sé como llamarlo, pero sea como sea hace que pese a estar en esta etapa tan difícil no está en su cabeza probar el gluten. (toco madera... claro)

Yo creo que, observad que en todo momento digo creo porque con los adolescentes no se puede uno fiar y que cada uno es un mundo... Perdón, decía que creo que un diagnostico mas tardío como a los 8 o 9 años ponen en mayor riesgo la etapa de adolescencia porque ese aprendizaje innato en etapa tan infantil no lo tienen.

Este es uno de los motivos (que hay muchos mas y muy importantes) por lo que es necesario el diagnóstico temprano.

Pero... ¿Ya está? ¿Nos hemos librado? Claro que no. ¿Cómo piensa un adolescente celíaco?

Pues lo primero... no digas jamás en público que es celíaco. En su mente está, en ese momento, que la pesada de su madre hace ver al mundo que es diferente. ¡Así lo ven!

Para ellos lo fundamental es no ser diferentes, no tener etiqueta. Quieren moverse con sus amigos como uno mas... ¡sin mas! Ya se cuidarán solos de comprarse la bolsa de patatas aptas.

Además, esos rollos que nos traemos los mayores hablando de los precios de los productos sin gluten no va con ellos. Y si algún producto no les gusta... simplemente no lo consumen... así es como descubro, en estos momentos, si debo comprar mas veces unas galletas de tal o cual marca. Claro que cuando deja el paquetito empezado y abandonado me da una rabiaaaaa... pero recordemos, es como que no va con ellos.

Para ellos sólo existe un problema... SOCIALIZAR... lo necesitan y lo ansían. En eso es en lo que nos toca trabajar en esta época. Mil ojos porque hay muchas relaciones que no son sanas y como medidas de protección... además de hacer hincapié en su nutrición, es fomentar su tiempo de actividades deportivas, limitar el tiempo libre y aumentar el tiempo de salidas y actividades familiares. Sobre todo... atentos a su desarrollo emocional.

Así que cuando han venido amigos a casa, la última vez se unió otro celíaco, como ya me tengo la lección aprendida pues...

Dispuse merienda y dije: Extraterrestres de Venus y Júpiter!! No podéis mezclar vuestras meriendas para que vuestros mundos puedan sobrevivir!!

La tontería les gustó y funcionó!!!




A ver que tal vamos saliendo de la adolescencia!! Uffff

¿Algún consejito?

Lourdes