Un celíaco en un avión.


No es que volemos todos los días pero algo sí que lo hemos hecho y podemos contar cierta experiencia que puede ayudar si pensáis volar.





1º. En el Control

Para empezar creo interesante contar el paso por el control del aeropuerto. Nunca me he fiado de que una vez pasado el control hubiera máquinas expendedoras ó tiendas en las que un celíaco se pueda tomar algo.... y no voy nada, pero nada, desencaminada. Es por ello que siempre llevamos en la mochila un zumo ó batido y algo de comer, dependiendo de la duración que estimamos que vamos a estar.

Obviamente, agua siempre hay así que en ese sentido cumplimos las normas como los demás y con todo el dolor del mundo si llevamos agua no podrá pasar el control y hay que tirarla.

Pero ¿Con los zumos y los batidos?. Nuestra experiencia es la siguiente:

- En el Aeropuerto de Barajas nos han detectado en la mochila un actimel en una ocasión y un batido de chocolate en otra ocasión. Sólo ha hecho falta decir que la niña es celíaca y no han puesto ningún problema.

- En el Aeropuerto de Copenhague ha pasado sin pena ni gloria. No nos han dicho absolutamente nada de nada.

- En el Aeropuerto de Hamburgo, que son rígidos como ellos solos, mientras a nuestro hijo lo cacheaban porque pitaban las cremalleras de su vaquero a nosotros nos ponían una cara de malas pulgas por el batido de la niña... y nada de intentar entendernos en inglés... A eso llegó nuestro hijo con su alemán de primero de academia y le entendieron que la niña es celíaca pero preguntó por la edad de la niña y a la respuesta de 7 sin ningún miramiento el batido fue a la basura.

2º. En el avión

La verdad es que no es mayor problema llevando algo en la mochila. Si el viaje es de corta duración no dan nada a nadie y por tanto no hay cuestión al asunto pero....

Cuando el viaje es largo dan de comer y ocurren multitud de problemas:

- Si sales de casa siempre llevarás algo en la mochila y resuelto el problema pero si no se sale de casa sino de un barco donde no te han querido dar picnic (lo contaré en el siguiente capítulo)... la cosa se complica y mucho.

- Un adulto puede concluir que cualquier bocadillo propio está mas bueno que la comida del avión pero un niño puede hacer el viaje muy pesado a sus padres cuestionando por qué no hay para él.

Ya... ya sé que pidiéndolo los aviones deben llevar la dieta preparada pero esta es nuestra experiencia:

Si se compra el billete de vuelo regular y directamente a la compañía (evitando al máximo intermediarios) y comunicas que eres celíaco no hay problemas pero....

Si el vuelo va dentro de un paquete vacacional y es un avión alquilado por una naviera en el que vas a realizar un crucero.... en algún momento de la cadena se pierde la información. Que, os aseguro que, he peleado, he dicho, he repetido, he llamado... a la agencia, a la naviera, en el aeropuerto.. ¡¡qué no he conseguido que llegara un menú sin gluten al avión!! Desesperante. Nos ocurrió hace dos años y se ha vuelto a repetir este año.

Pero este año.... nos ha ocurrido algo a lo que aplaudir. En el avión de ida una de las azafatas me pidió que le apuntara el nombre de la niña, el día que volvíamos y el nombre de la agencia que nos había gestionado el viaje y me prometió que ella se encargaría de que tuviera menú a la vuelta.






¡Y así fué!. A pesar de que era un vuelo cancelado el día anterior por avería y nos recogía en otro aeropuerto al día siguiente.

Los de seguridad se me acercaron prohibiéndome hacer fotos en pista del aeropuerto pero es mi manera de dar las gracias... publicando la foto del avión de estas azafatas.





3º. Si cancelan el vuelo:

Como ya he mencionado antes y que ya contaré detenidamente en próximo capítulo, en el barco no nos dieron picnic para la niña y, mirad por donde que, el vuelo se canceló y estuvimos todo el día tirados en el aeropuerto, con las maletas facturadas, pasado el control, sin información.

¡Huy!.. Sí nos dieron información... nos dijeron que fuéramos a comer algo.... Agggg.. me atasco de sólo pensarlo... luego sigo...





Bueno... la imagen lo dice todo ¿no?... Mientras todo el mundo se metía entre pecho y espalda sus buenas pizzas nosotros, después de preguntar en todos los sitios, obtener miles de caras de negación, mucha pelea... conseguimos en un puesto de comida china, por el módico precio de 7 euros, un poco de arroz blanco para la niña que, como veis, come en el suelo.
Al chaval le dimos dinero para que se fuera a comer con sus amigos y nosotros... sus padres... ¿qué tragaderas nos podían quedar ante esta situación?... Pasamos el día sin comer.

Sí... nos realojaron otra vez en el barco... cenamos con un hambre que ni os cuento pero... Nuestro disgusto era enorme por el día que pasamos y en cuanto llegué a casa me dispuse a releer el artículo de mi amigo Joseman: Que hago si cancelan mi vuelo que curiosamente ya había leído antes de iniciar nuestro viaje sin imaginar que pudiera necesitarlo y que os aconsejo leer.

Ahora... en frío... se me ocurre que podía haber recurrido a asistencia personal del aeropuerto... los ví ayudando a un ciego... acompañando a unos niños... llevando en un cochecito a un minusválido... ¡los ví varias veces! Y no se me ocurrió que quizás son los que podían habernos ayudado... no lo sé...

Espero que esta experiencia sirva de algo a alguien.


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Lourdes.