Hasta ahora los dos relatos anteriores, en el avión y en el barco, estaban enfocados exclusivamente al tema de la alimentación de un celíaco. Pero, como no sólo de pan vive el hombre, no está nada mal contaros un poquito las escalas y lo que vimos ¿verdad?
Es un viaje precioso que recomiendo hacer. No es un viaje en plan descanso sino una paliza que se ve agravada si se viaja con niños. No me quejo, es lo que yo busco porque no sirvo para tirarme en una tumbona en el verano y el maromito es igual que yo. La vida en un crucero es muy intensa porque hay expectáculos, discotecas, bailes por la noche y.. por la mañana hay que madrugar para aprovechar el máximo de tiempo en las escalas. Si a mí me costaba levantarme... imaginaros encima tirar de los niños... el "¡venga vamos.. que nos tenemos que ir!". Era diario.
Bueno pues la primera escala en Noruega fue Hellesyt/Geiranger. El barco no puede atracar y, por tanto, se queda fondeando y nos baja en Hellesyt con sus barquitos ó tambien llamados tenders y nos acerca a la costa. Luego parte de Hellesyt y nos recoge, despues de la excursión, en Geiranger.
Es un recorrido que está declarado Patrimonio de la Humanidad y es que... verdaderamente te sientes en el paraíso.
Esta excursión la hicimos con el barco. Aunque siempre hay posibilidad, con trabajo previo, de prapararla por libre pero consideré que perderíamos de ver muchas cosas si lo hacíamos así. Es una escala difícil.
Todo es así... verde... cascadas.. montaña.. alguna lluvia.. temperatura agradable (primeros de agosto)
Las casas son típicas de madera y las iglesias tambien, suelen ser blancas (aunque las mas antiguas son rojas) y tienen el cementerio a su alrededor. Como es una zona de tornados vimos alguna iglesia sujeta con una especie de arnés para que no se desplazara de sitio. Curioso ¿verdad?
Otra curiosidad es que muchas casas y refugios tenían el tejado con vegetación. Nos contó el guía, un español afincado en Noruega, que hacían esas plantaciones para aislar mejor la vivienda del frío. Esos tejados tienen varias capas y deben soportar un peso que nos pareció increíble.
Hicimos senderismo hasta llegar al Glaciar Briskdal. No es un sendero difícil pero como voy con auténticos deportistas pues quisieron atajar por donde prácticamente subía "a cuatro patas" y me costó bastante... No es difícil ¿eh?.. que la nena de 7 años no veais como subía... lo que pasa es que yo no estoy en mi mejor momento físicamente. Hay un camino mas largo pero liso y libre de piedras y, además, se puede contratar unos cochecitos que hacían de taxi para subir a quien quisiera. En la bajada me sorprendí a mí misma dejando atrás a todo el mundo. Debe ser que ya me había picado el orgullo..ja, ja
Aquí nos dieron de comer y aunque veais Kafetería no penseis por un momento que el noruego es fácil. Nuestro guía nos contó que le estaba costando mucho aprenderlo. Lo que pasa es que los noruegos hablan casi a la perfección el inglés y es fácil entenderse con ellos en este idioma.
El salmón estaba buenísimo. Mirad el plato de mi hija... ¡casi pierdo la foto! Entendieron enseguida el tema sin gluten y no hubo problemas con su comida.
¡Ah!... Por supuesto vimos un troll... que el muy descuidado salió a curiosear y con la luz del sol se convirtió en piedra. Imaginad el ensusiamo de la nena... ¡¡no se atrevía a tocarlo!!.
Para volver allí (cosa que me encantaría) no hay que tirar la moneda a ninguna fuente. Allí es tradición hacer montoncitos de piedras e hicimos los deberes.
Por cierto... las carreteras son tremendas.. Muchas curvas de vértigo y en cada una de ellas el conductor del autobús tiene que demostrar su destreza y continuamente cederse el paso unos a otros.
Lourdes.
El salmón estaba buenísimo. Mirad el plato de mi hija... ¡casi pierdo la foto! Entendieron enseguida el tema sin gluten y no hubo problemas con su comida.
¡Ah!... Por supuesto vimos un troll... que el muy descuidado salió a curiosear y con la luz del sol se convirtió en piedra. Imaginad el ensusiamo de la nena... ¡¡no se atrevía a tocarlo!!.
Para volver allí (cosa que me encantaría) no hay que tirar la moneda a ninguna fuente. Allí es tradición hacer montoncitos de piedras e hicimos los deberes.
Por cierto... las carreteras son tremendas.. Muchas curvas de vértigo y en cada una de ellas el conductor del autobús tiene que demostrar su destreza y continuamente cederse el paso unos a otros.
Aquí estábamos llegando ya a Geiranger y vimos como nos estaba esperando nuestro barco. Íbamos mal de tiempo pero como la excursión es organizada por el barco pues no hay preocupación alguna y sabemos que nos espera sin problemas.
Qué lugares mas bonitos tenemos en este planeta... ¿por qué no lo cuidaremos?. Había senderos de cascadas por las que ya no caía agua y los glaciares habían disminuido su tamaño considerablemente... es para pensarlo un poquito ¿verdad?
Lourdes.